Los ojos platinados de aquel extraño no saban otra opción que el escalofrío, eran inquietantemente hermosos y juraban una amenaza mortífera al mismo tiempo, pero aún así, cargaban con la sabiduría de un hombre, que claramente, había afrontado a la vida más de una vez en tiempos remotos.
Sus facciones se encontraban en una explícita armonía, pero aún el seguía enjaulado en su propio enigma, uno antiguo y tan puro como su propio ser.
En silencio sufría, comentan voces del olvido. Se le veía en su andar rígido y en las sombras, que cada día transcurrido, robaban de sus ojos la pasión y la propia luz vital.
Lo rodeaba un aura nítido letal, y cuando raramente sonreía se podía llegar a imaginar que dicho aura tomaba un tinte risueño.. Pero aún así, era inegable que su cuerpo expedía seguridad y peligro que haría pensar dos veces a cualquier ser razonable que quisiera contactar con él..
Y sin embargo, allí estaba ella quebrantando todas las barreras que él había impuesto, todas las reglas definidas.
Y sin embargo, allí estaba ella, amándolo como nunca antes.
[ Pht ]
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