Vaginarias

Tomaba su pipa con la mano izquierda, mientras con la derecha prendía su encendedor. Lo acercaba al orifico de adelante de su pipa, y prendía aquel veneno suicida, que día a día, iba matando cada célula de su cuerpo. Lo consumía mentalmente. Físicamente, había cambiado. Pasaba sus días, metido en los confines más oscuros, alejado de la luz del sol, buscando más, de aquella droga mortífera. Caminaba por los pasillos de aquellos barrios bajos.. ya conocía esa polvareda. Ya había caminado por ese suelo muchas veces, haciendo el mismo camina, esquivando el mismo pozo, para llegar a la cocina. ¿ La cocina ? Sí, a la cocina.. donde preparaban, más bien, rasqueteaban las ollas, y el sobrante, se lo daban a él. Paco. Barato. Paco. Todos los días, hacía una recorrida por allí, prendía su pipa, y luego un cigarro. Después .. no se acordaba nada más, y a cada mañana se asombraba en los lugares en los que despertaba. Un día, despertó, y junto a su lado, había una chica. Era de aquellas de las que dicen que no abundan, de esas que no se encuentran facilmente "La flor más rara, única y bella, crece en la adversidad". Sí, puede ser, pero ella era como un loto que crecía dentro del agua estancada más podrida. Lo miraba con esa ternura de madre, que transmite calidez. Le ponía en la frente, un paño húmedo. Le acariciaba lentamente las mejillas. Lo miraba, y sonreía al verlo despertar. "Te he visto vagando por aquí muy seguido, y sé en lo que estás. Yo también lo viví". Ese día, ella le juró con la mirada y con aquellas palabras, que nunca iba a dejarlo solo, y  que lo cuidaría con su vida. Tal vez, ella lo hacía por lástima, o simplemente, lo hacía por ayudarlo.. pero él, sentía que una vez en su vida, tenía a alguien al lado. Lo levantó delicadamente del pasto, y comenzaron a caminar, tomados de las manos. Ella notaba como a él, le afectaba la luz radiante del sol en sus ojos "Hacía cuánto no disfrutabas la luz del sol ?" Él, no conocía, la luz del sol ..