Vaginarias

Lágrimas caen, engaños tiñen las venas y dejan un rastro de mentiras y dolor explícitos. La mentira como factor principal aparece en el escenario abriendo los ojos de los dichosos espectadores, dejando sólo un gusto de vacío y soledad tan amargo como la patraña misma. Él ríe con satisfacción, su show una vez más ha tenido el éxito esperado, las taquillas están sobrepasadas de olor barato a colonia, cabaret y lujuria de una noche de impotencia sexual. Los shows continúan unos… ¿cuántos? ¿Tres meses? ¿Cuatro? Nunca será suficiente. Los espectadores se cansan del pútrido olor que deja impregnado en su ser, manchándolo y rebajándolo al último escalón de la moral. Pero si corremos por la primera fila, asiento tres contando desde la derecha y miramos atentamente: allí la vemos, mirándolo, soñándolo y esperándolo sonriente con los ojos fijos en él y en un futuro que juntos alguna vez podrían construir. El tiempo pasa para todos, incluso para aquel hombre. Las taquillas descienden como un pico en una carrera contra el tiempo. Las butacas desgastadas están, las paredes amarillentas y rasgadas como tantos alaridos vacíos que en la noche algún gato lanzó en medio de un embrollo sexual. Un show vulgar encabeza la zona espectáculos de la ciudad que ya no lo acoge con ímpetu y grandeza, nadie va a verlo, él sólo quedó. A su izquierda restos de satén usados por quién sabe cuál de las tantas mujeres que por allí desfilaron. A su derecha ya no hay mano amiga que lo ayude, ni mucho menos en quién confiar. Hacia atrás su pasado, nada valioso por rescatar entre las sombras de la vergüenza que tan presentes están- ¿Y hacia adelante? Nada, nada lo espera con los brazos abiertos, nadie lo espera porque ya todos conocen su secreto y su barato show de feria vendido tiempo atrás. Pero si corremos por la primera fila, asiento tres contando desde atrás… No hay miradas, sueños, ni ilusiones, ella ya no está. Nada queda, no en verdad.

~ Noches de Cabaret -