Perdió la ilusión cuando el tren se perdió en la niebla, y no pudo verlo más.
Dejó de soñar después de días en aquella estación, sin verla
volver nuevamente .
Ya no se habla de esperanza en la mesa.
Ya no se habla.
Solo recuerda aquella imágen que se guardará hasta su
último día, y que lo condena a no poder olvidarse, y no poder
desatarse a aquella dulce perdición.
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